En tu tronco se ve: estás malo.
Las hojitas tu sed me indican.
No talleces. Te mueres de hambre-
tus ramitas de lejos lo gritan.
¿Quién podrá ayudarte?¿Y cuando?
Yo me vengo aquí raramente.
Vivirás mucho así, lamentando
por papa y sus manos atentas.
Echarás flores en primavera,
blanco nieve será tu vestido.
Todavía esperas que venga,
no entiendes que él se ha ido.
Para él granarás en verano
tus cerezas, tus rubíes grandes.
Llorarás tu dolor con tus ramos.
Y lo mismo será cada año.
Y vendré yo en vez de tu hombre.
Mis visitas serán raras, vanas.
Después del estar en tu sombra
volveré en mi centro urbano…
Él parece un ser, esperando
sin decirme ni ¡ay! mi cerezo.
¿Y porqué lo estoy abrazando
como si él mi madre fuese?